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    Tres maneras sorprendentes en las cuales leer la Biblia con mis hijos me ha cambiado.

    por Jon Nielson  |  Traducido por Nicola Russo  | Artículo provisto por Jon Nielson para Matthias Media.

    Estoy seguro de que no soy el único considera un reto el lograr pasar tiempo habitual con mi familia en la Palabra. Hay una abundancia de distracciones y razones por las cuales leer la Biblia con mis tres hijos pequeños es difícil. Sin embargo, estoy convencido de que lo mejor que puedo hacer por ellos es exponerlos a la Palabra de Dios (y pedirle al Espíritu Santo que cambie sus vidas). De hecho, estuve tan convencido de esto que escribí un libro sobre el tema, titulado “Lectura bíblica con tus hijos.”

    Mientras he perseverado e intentado hacer de la lectura bíblica con mis hijos un hábito regular, me sorprendieron las maneras en las que Dios me ha cambiado usando este tiempo. Aunque estaba convencido de que sería bueno para mis hijos, nunca imaginé como Dios me transformaría a través de esto. Aquí tienen tres maneras en las que Dios me ha cambiado.

    Estoy creciendo en mi entendimiento de la Biblia.

    Cualquier buen profesor de cualquier clase te dirá que una buena medida de cuanto entiendes un concepto complejo es si puedes o no explicárselo con claridad a un joven. La dificultad de leer la Biblia y explicarla de manera simple a niños pequeños me ha ayudado a esforzarme para entender con claridad precisa algunas historias, ideas, y enseñanzas bíblicas. Por la gracia de Dios, esto me ha obligado a esforzarme en trabajar en mi propio entendimiento de la Palabra de Dios, lo cual ha sido bueno para mi corazón y mente.

    Me desarrollo como profesor de la Palabra de Dios.

    Puede que algunos de nosotros nunca seamos predicadores públicos de la Biblia, pero todos estamos llamados a ministrar en el contexto del cuerpo de Cristo: la iglesia local (Colosenses 3:26). Al comprometerme a leer la Biblia con mis niños y a explicársela claramente, me he dado cuenta de que esto ha desarrollado mi certeza y habilidad de ministrar la Palabra con adultos también. Hablarle de Dios a mis hijos y articularles las verdades del evangelio me ha ayudado a hablar de Dios más naturalmente con otros adultos.

    Constantemente soy alentado por mis hijos en maneras que nunca imaginé.

    He encontrado que desde que empecé a leer la Biblia regularmente con mis hijos, encuentro un profundo deleite al discipularlos. Amo más las dulces conversaciones que tengo con ellos sobre las cosas de Dios, mientras formulan preguntas y luchan con pensamientos teológicos. Amo verlos descubrir cosas nuevas y bellas sobre Dios, su gracia y su gloriosa redención del pecador. Hay una nueva dimensión de amistad abriéndose entre nosotros, una amistad espiritual que oro que continúe creciendo y floreciendo al ellos envejecer.

    Si eres alguien que también lucha con leer la Biblia regularmente con tus hijos, ¡déjame alentarte a que lo hagas! Ahora es el tiempo para empezar. Recalibra tus expectativas y date gracia a ti mismo. Habrá tiempos difíciles. Los niños pequeños pueden tener dificultad enfocándose y ciertamente hemos tenido noches en las que nuestra lectura bíblica ha sido difícil. Pero sigue perseverando. Lo vale. Expón a tus hijos a la Palabra y entrégaselos al Señor en oración, confiando en Él para abrir sus corazones a su evangelio por el poder del Espíritu. Te puede sorprender cómo Dios usará esto para cambiarte también a ti.

    Si es un reto leer la Biblia con tus hijos, o no estás seguro como empezar, AQUI hay ocho consejos de mi libro “Lectura bíblica con tus hijos” de Matthias Media, que te ayudarán. (SOLO EN INGLES)

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